jueves, 17 de mayo de 2012

Un Museo del Olvido



Con bombos y platillos la concertación inauguró hace algunos años el Museo de la Memoria, elefante blanco destinado a recordarnos algo tan obvio como que lo malo es malo.

Lamentablemente el "museo" es bastante pobre en sus "colecciones". A fuerza de un voluntarismo extremo, motivado por establecer una verdad oficial incuestionable e inamovible, la única muestra permanente del mismo abarca el período del "arte pinochetista 1973-1990", período fértil en salvajadas varias que encuentra sus raíces en diversas tendencias estéticas convenientemente olvidadas.

Extrañará al visitante la falta de menciones al contexto internacional del "arte" dominante antes del gesto creacionista iniciado con la instalación de un campo de tiro aéreo en La Moneda, obra iconoclasta por excelencia de esta corriente.

Parece que la pugna entre norteamericanos y soviéticos por lograr tocar la luna con versos y ramos de flores o dibujar hongos en la atmósfera mediante témperas de varios megatones no existiese. Tampoco su afán por extender sus concepciones a sus respectivos patios traseros.

Qué decir del innovador método de las guerrillas en las selvas, particular estilo de jugar a las escondidas, jugar al cachipún tirando la piedra y escondiendo luego la mano, la gallinita ciega pescando adversarios políticos y secuestrándolos o el tradicional año nuevo extendido, en que los explosivos son profusamente utilizados durante todo el año.

¿Qué hay del regado encuentro chillanejo de los "sociolistos" de 1967? Sin este momento cúspide en que los artistas progresistas deciden usar metralletas en vez de pinceles cuesta bastante entender el desarrollo ulterior.

O la vanguardia del MIR, grupúsculo de sofisticados escultores caracterizados por su alto nivel socioeconómico y gran sensibilidad social, la que no dudaron en plasmar en acciones armadas contra su propio régimen, para acelerar el proceso chileno gestronómico de empanadas, vino tinto, merluzas rusas y chancho chino.

Olvida también el museo las manifestaciones del período 1990 en adelante, la de los 5 gobiernos de la concertación. Represión a diversas minorías fue su especialidad. Claro, nadie iba a cuestionar el arte oficial, consistente en robos varios y estupideces imperdonables. La Muñeca Gigante y las batucadas se impusieron frente a obras maestras de la dramaturgia como “¿Y donde está el piloto (de helicóptero)?” o la película “Comiendo chicle y Gobernando”. Mención aparte merece el montaje de un Hospital en Curepto.

Propongo entonces un Museo del Olvido, en el cual tanto violentistas de izquierda como concertacionistas entierren los momentos que preferirían sepultar de una buena vez. Quizá de esa forma los pocos miles de chilenos con cerebro que quedamos aceptamos que el golpe de Estado fue una “volá” en que se fueron los militares y nada más y que Bachelet no tiene responsabilidad alguna por la muerte de 156 chilenos el 27 de febrero de 2010.

1 comentario:

  1. Alexis dice: "Propongo entonces un Museo del Olvido, en el cual tanto violentistas de izquierda como concertacionistas entierren los momentos que preferirían sepultar de una buena vez. Quizá de esa forma los pocos miles de chilenos con cerebro que quedamos aceptamos que el golpe de Estado fue una “volá” en que se fueron los militares y nada más y que Bachelet no tiene responsabilidad alguna por la muerte de 156 chilenos el 27 de febrero de 2010", la mejor parte =)

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