martes, 5 de abril de 2011

Publicidad en textos escolares

* Uno de los ejemplos publicitarios que aparecen en los textos aprobados por el Ministerio de Educación y entregados "gratuitamente" (léase pagados por todos nosotros) en los colegios públicos.

Y tenía que pasar. Era imposible que en su afán de encontrar "noticias" y argumentos para criticar al actual gobierno (que se pone palitos en el camino solito, y bastante más graves que esta denuncia), nuestra estertórea oposición y los periodistas que parasitan de ella no repararan en esto. Lo extraño es que fuese ahora en circunstancias que ocurre a lo menos desde 2002.

¿Pero tiene algo de malo que un texto escolar de "lenguaje" tenga como ejemplos de publicidad en el módulo que trata esta especial forma de comunicación, algunos reales de tal o cual empresa de telefonía o determinada marca de yogurt? 

En principio no veo problema alguno, Santillana -o como quiera que se llame la editorial-, tiene todo el derecho a contratar espacios en sus libros con quien desee (aunque posiblemente, como señaló la empresa española, no exista tal contraprestación). Es parte de la libertad contractual y su cariz iuspublicista, el denominado Orden Público Económico.

Desconozco la razón por la cual el Ministro de Educación, Joaquín Lavín apoyó en un primer momento la aparición de este tipo de texto y luego en una vuelta de malacatonche, a lo Jacobo Chobolovowsky, la condenó

Lo que queda claro en todo este episodio es el desconocimiento del Ordenamiento Jurídico por parte de autoridades y políticos, secundados por los periodistas, que en su gran mayoría, pecan de ignorancia supina en este, y muchos otros temas. Pero terminemos la crítica e ilustremos un poco.

Afortunadamente, en Chile impera la libertad contractual, y por otro lado, nuestra sociedad acepta de buena manera la publicidad como una manera de informar sobre los productos y sus cualidades.

Lo anterior no significa, empero, que el Estado de Chile pueda licitar con una empresa cuyos textos tienen tal característica, monopolizando la entrega informativa a los alumnos, al entregar millones de libros que "benefician" a algunas empresas en desmedro de otras. A diferencia de los privados, que tienen total libertad para contratar con quien deseen, aún en desmedro de otro, el Estado debe dar un trato igualitario a los agentes económicos, lo cual se encuentra refrendado en sendos artículos de la Constitución Política, amén de diversas acciones jurisdiccionales a efecto de garantizar tal igualdad en la manera en que éste se relaciona con los agentes económicos.

Dicho esto, son las empresas afectadas por la publicidad incluida en textos financiados por nuestros impuestos (y también los de estas empresas "no consideradas"), las que deberían estar más molestas y no los padres ni profesores. 





2 comentarios:

  1. Estoy tratando de contestarte en los comentarios de la publicacion del caso Karadima pero ya he tratado 3 veces y no se que pasa que mi comentraio desaparece.

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  2. Me imagino que la ausencia de publicidad para niños (o donde aparezcan niños) en ciertos países debe causarle al autor una santa indignación. Claro, por atentar contra la libertad económica. Al diablo la formación de los infantes!

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